sábado, 15 de mayo de 2010

Corea del Sur: ND2010 en Jeju Island y Seoul

Mi trabajo tiene muchas cosas buenas, entre ellas está que me da la oportunidad de viajar de vez en cuando; con un poco de suerte a sitio donde no iría de otro modo. Esta vez ha tocado la conferencia de Nuclear Data for Science & Technology en Jeju Island (Corea del Sur). 





















Después de un viaje paliza y de un jet-lag de campeonato, me he pegado de lunes Viernes en esta isla, Patrimonio de la Humanidad. La conferencia ha sido un locura y no he parado de currar, por el día charlas y networking,  por la tarde-noche cena y cerveza con amigos, y de madrugada preparar y repasar charlas. Esta vez he dado tres charlas (una de mi jefe que no pudo venir), así que he acabado KO. La isla era un paraíso, pero para viajes de estudios, jugadores de golf, y excursionistas, así que aparte del Sunrise Peak (volcán precioso junto al mar), no he visto mucho.

El fin de semana lo he pasado en Seoul, y ahí sí que he disfrutado: menuda ciudad! Gente por todas partes, casi ningún occidental por la calles, puestos de comida en cada esquina, niñas de uniforme colegial por todas partes y fashion-victims a mogollón.

Me he quedado en el Inside Backpackers, un albergue para viajeros de bajo presupuesto de todo el mundo, cutrecillo pero con ese toque que te hace sentir bien, que te hace pensar que deberías pasar la vida viajando por el mundo en vez de trabajando como un pringao más de la mitad del tiempo que pasas despierto.



Seoul me ha gustado bastante, aunque creo que más de un par de días se habría quedado largo. He visto palacios y templos orientales por primera vez y me han gustado mucho, aunque me sorprende que siendo de madera hayan durado tanto.



Respecto a la comida, lo normal es que pidas lo que pidas siempre lo acompañen con 6 o 7 platitos de, salsas, arroz, etc. Lo mejor es que en muchos sitios hay un hornillo en el centro de la mesa y la comida se va cocinando mientras comes, por ejemplo gambas, tocino de cerdo, ajillos, setas, etc.



La curiosidad del viaje fue que, coincidencias de este mundo tan pequeño, recibí un mensaje de mi hermano Jose diciéndome que su colegas fotógrafos estaban participando en una feria de fotografía en Seoul. Así que llamé a David Jiménez y acabé con el y muchos amigos cenando de maravilla, echando una risas, cantando Karaoke e hinchándome de tequila. Acabé bastante perjudicado a las 5 de la mañana, de vuelta en mi habitación compartida del albergue a solo 6 horas de la salida de mi vuelo de vuelta a Ginebra. Esas aventurillas son las que más gustan cuando uno viaja, porque lo inesperado siempre hace el viaje más memorable.

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