Parece que a Migue este año le cuesta ponerse con la crónica del viaje veraniego, así que haré lo que pueda, aunque seguro que no estará a la altura…
Este año teníamos ganas de mucha playa y de tranquilidad, así que desde el principio las Islas Griegas parecían un muy buen destino. Y como parece que el año pasado nos fue bien, pues este año repetimos Calia, Manu, Migue, Elena, Nacho, Mamen, yo, y la especial incorporación de Ashhhhley desde Seattle. Una semanita de vacaciones en Mykonos, Paros, Naxos, Santorini y Atenas.
MYKONOS
Volamos casi cada uno por nuestro lado y nos encontramos en Atenas para dormir 4 horitas en los cuartos de colorines del Anita Hotel y tomar el primer ferry de la mañana hacia Mykonos: destino hotel Sofia Village, donde precisamente nos esperaba la “perra de la Sofía”.
Siendo breve y conciso, de Mykonos me quedo con la piscina del hotel, los primeros paseos en scooter, la puesta de sol en los molinos de viento, Venice Beach y los 12€ por mojito, las calles y casitas encaladas y preciosas del centro del pueblo, la marcha que tenía siempre Elena y Ashley, la cuesta del centro al hotel a las 3 de la mañana, la bajada en moto a Paradise Beach y el fiestón (léase “perreo” del bueno) que allí había a plena luz de día.
Siendo breve y conciso, de Mykonos me quedo con la piscina del hotel, los primeros paseos en scooter, la puesta de sol en los molinos de viento, Venice Beach y los 12€ por mojito, las calles y casitas encaladas y preciosas del centro del pueblo, la marcha que tenía siempre Elena y Ashley, la cuesta del centro al hotel a las 3 de la mañana, la bajada en moto a Paradise Beach y el fiestón (léase “perreo” del bueno) que allí había a plena luz de día.
PAROS Y NAXOS
El ferry del tercer día de viaje nos llevaría a Paros, donde nada más llegar cayó un bañito maravilloso durante la puesta de sol. Casi nos rajamos, pero al día siguiente finalmente nos decidimos a irnos de crucero con el capitán Yannis (gigaskipper@yahoo.gr). Increíble, pasamos 12 horas a bordo del barco de pesca recién renovado que nos llevaría (junto a una familia muy rara de folletas americanos y otra de franchutes adorables) de Paros a Naxos. Recorrimos la costa, nos bañamos en calitas, visitamos cuevas, hicimos snorkle y una super-barbacoa con mucho txatxiki, saltamos desde el mascarón de proa, y tomamos mucho mucho el sol. Al final del día incluso aprendimos a jugar al Bagamon y dimos todo una lección a las pobres francesitas… Pobre Calia que estaba malita y apenas pudo disfrutar del crucero.
SANTORINI
Tomamos el primer ferry de la mañana hacia Santorini, guinda del pastel y destino predilecto del viaje. Esperábamos mucho de la antigua Atlantis, y no nos defraudó en absoluto. La caldera y todo el acantilado lleno de casitas blancas que se asoma a ella bien valen un viaje. Teniamos tres dias por delante y dieron mucho de si: paseos, playas, marcha,...
ATENAS
Un largo viaje en ferry nos llevó de vuelta a Atenas, donde Manu nos consiguió un hotelazo de 5* por solo 25€/persona, con una piscina en lo alto que nos salvó de una muerte segura por asfixia a 42oC. Visitamos la Acropolis, con guía incluido, bajo el sol abrasador del medio dia, y la verdad es que no son formas de hacer turismo. El resto visitaron también el New Acropolis Museums, pero como yo ya lo conocía me quedé solo para visitar algunas ruinas preciosas y mucho menos abarrotadas cercanas a la misma colina.
Y SE ACABÓ
Y, tras ocho días de tranquilidad y disfrute, tocó volver cada uno a su destino. Nos quedan para el recuerdo las callejuelas y los molinos de Mykonos, el Egeo visto desde el velero entre Paros y Naxos, las vistas maravillosas sobre Santorini y muchos otros sitio inolvidables; pero también el haber recorrido las carreteras en scooters, el pescaito y el yogur con muesli, dormir la siesta bajo las sombrillas cada día, los chistes de Manu (trabajalll, que te entretenga tu PM!!), las ganas de marcha de Elena cada noche, las ganas de marcha de Ashley cada noche, los chistes de Manu, el cabreo de Mamen con la guía de la Acropolis, la humedad de la cueva del hotel de Santorini, la comida y bebidas que fuimos dejando en cada hotel, “no podemos ir mangando vasos”, el inglés de Ashley no lo entiende ni perry, la canción de “Papanamericano”, y mucho mucho más.
Y, tras ocho días de tranquilidad y disfrute, tocó volver cada uno a su destino. Nos quedan para el recuerdo las callejuelas y los molinos de Mykonos, el Egeo visto desde el velero entre Paros y Naxos, las vistas maravillosas sobre Santorini y muchos otros sitio inolvidables; pero también el haber recorrido las carreteras en scooters, el pescaito y el yogur con muesli, dormir la siesta bajo las sombrillas cada día, los chistes de Manu (trabajalll, que te entretenga tu PM!!), las ganas de marcha de Elena cada noche, las ganas de marcha de Ashley cada noche, los chistes de Manu, el cabreo de Mamen con la guía de la Acropolis, la humedad de la cueva del hotel de Santorini, la comida y bebidas que fuimos dejando en cada hotel, “no podemos ir mangando vasos”, el inglés de Ashley no lo entiende ni perry, la canción de “Papanamericano”, y mucho mucho más.
¡Que maravilla de viaje! Me he creído que era verano y que tenia corazón de Ulises. Algún día viajaré así. ¡Que bien se ve y suena todo! MGJ
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